lunes, 13 de julio de 2015

¿Cómo piensa un empleado?

¿Sabías que un 74% de los mexicanos no está satisfecho con su actual empleo?

Generalmente los directivos de una empresa piensan que mientras el empleado haga “bien” su trabajo, estos se encuentran satisfechos realizándolo, sin embargo, es importante observar las señales que estos envían, pues podría no estarse explotando todo su potencial.

Cuando se realiza un contrato, el nuevo empleado se hace automáticamente una serie de expectativas en cuanto a lo que espera de la empresa, es como un botón que se activa en cuanto escucha la palabra “contratado” y que también activa el estrés al saber que la empresa también se hace expectativas de él. Lamentablemente en ocasiones las expectativas que se proponen los empleados rebasan lo que verdaderamente puede ofrecer la empresa. Un estudio revela que el 77% de los empleados opina que el ambiente interno de su empresa es totalmente diferente a la imagen corporativa que la empresa refleja.

Posteriormente llega el primer día, el empleado se esfuerza y pone todo su empeño para intentar cumplir las expectativas que él supone la empresa espera, desde este momento el estrés comienza a surgir. La inseguridad que produce no conocer el ambiente es muy grande, no conoce el terreno donde está pisando, los nuevos compañeros que está tratando, la manera en que acostumbran desarrollar su rol diario los otros empleados, entre otra gran cantidad de situaciones, lógicamente poco a poco tiene que irse adaptando pues es claro que él no pondrá su manera de trabajar, si no que se adaptará al que sus compañeros de trabajo ya tienen.

Después de esto y conforme pasen los días el estrés se convertirá en pesadez, misma que es el resultado de todas las situaciones ya vividas en su ambiente laboral. Estos resultados pueden variar la manera en que se manifiestan entre un empleado y otro, en algunos casos los empleados mantienen su productividad a pesar de las tensiones vividas, pero en muchos otros casos la productividad de estos no se explota en su totalidad.

Es aquí donde el papel del “jefe” se vuelve fundamental, pues deberá de establecer una cercanía con sus empleados de manera que el hecho de comunicarse con ellos se vuelva una acción mucho más sencilla de lo que ellos podrían pensar. Una vez ganado este paso los empleados irán ganando la confianza de manifestar sus inquietudes de manera lenta pero constante.

"Los empleados son el motor de una empresa y el hecho de que estos estén satisfechos o no con su empleo puede cambiar de manera abismal los resultados de la productividad de la empresa."

Artículo por: Antonia Cuervo

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