viernes, 19 de agosto de 2011

¿Cómo obtener lo mejor de tus empleados?

Algunos líderes ahogan toda la inteligencia y capacidad de sus equipos. Debido a que estos ejecutivos necesitan ser los más inteligentes de la reunión, a menudo hacen oídos sordos de las genialidades ajenas, con lo cual en última instancia sofocan el flujo de las ideas. Este tipo de líder, a los cuales llamamos “Disminuidor” subutiliza a las personas y no aprovecha su creatividad y talento.

Al otro extremo están los líderes que, aun cuando son muy capaces, poco les importa alardear respecto de su propio coeficiente intelectual, y se interesan más en fomentar en sus organizaciones una cultura de la inteligencia. Bajo el liderazgo de estos “Multiplicadores” los empleados no sólo se sienten más inteligentes, sino que se vuelven más inteligentes. Si bien el hecho de trabajar para Multiplicadores puede ser fantástico, estos líderes no son precisamente personas dulces; tienen su lado exigente. Esperan que sus empleados se desempeñen en forma estelar e impulsan a los individuos a alcanzar resultados extraordinarios.

¿Cómo sabemos esto? Hace varios años nos embarcamos en un estudio para responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las diferencias entre los líderes que multiplican la inteligencia de sus empleados y aquellos que la reprimen? y ¿qué impacto tienen en la organización? Entrevistamos y estudiamos a más de 150 profesionales en más de 35 empresas, de cuatro continentes. Les pedimos que identificaran a dos líderes con quienes se habían topado en sus carreras; uno a quién percibieran como alguien que sofocó su inteligencia y capacidades, y otro quien las haya multiplicado. A continuación, realizamos intensivos análisis de 360 grados de muchas de las conductas y prácticas de estos líderes.



Hallamos varias diferencias cruciales en el modo de pensar entre los dos tipos de líderes. La visión que los Disminuidores tienen de la inteligencia se basa en el elitismo, la escasez y la inmutabilidad: es decir, no encontraran alta capacidad intelectual en cualquier parte, ni en todas las personas, y si sus empleados no la han adquirido hasta ahora, nunca lo harán. En tanto, la visión de de los Multiplicadores es mucho menos preconcebida. Esta clase de ejecutivo cree que las personas inteligentes siempre están evolucionando y pueden ser cultivadas. La pregunta clave, aquí no es: “¿Es inteligente esta persona?”, sino más bien:”¿De qué formas expresa su inteligencia?”. Para el Multiplicador, el trabajo consiste en tratar de reunir a las personas correctas en un entorno que libera las mejores ideas, y luego abstenerse de intervenir.

Siempre es importante aprovechar lo mejor del equipo, pero cuando la economía anda mal, esto se convierte en prioridad. Ya no puedes resolver los problemas del talento sólo mediante el dinero, intercambiando al “mejor” talento por salarios más altos. No hay duda que los empleados se encuentran exigidos, pero también es probable que mucho de los mejores talentos se sientan subutilizados. Aunque es posible que cumplan su carga de trabajo, retienen ó, lo que es incluso peor, reprimen un tremendo flujo de ideas, destrezas e intereses que está a punto de estallar.

De modo que mientras crees que no puedes pedirles más en estos tiempos tumultuosos, resulta que sí puedes. Pero sólo en el caso que tengas la disposición de trasladar a los empleados la responsabilidad de pensar. Nuestra investigación sugiere que puedes conseguir que tu equipo rinda mucho más (incluso el doble) sin agregar recursos ni gastos indirectos, solo si lideras como un Multiplicador, algo que puedes obtener independientemente del sitio que ocupes en el espectro del liderazgo.

Lo que los Multiplicadores hacen de forma diferente:

Instauran una inteligencia colectiva y contagiosa con cinco áreas: talento - cultura- estrategia- toma de decisiones y ejecución.

 

GESTIONAR EL TALENTO: Los lideres multiplicadores buscan el talento en todas partes, reconocen que las personas muy inteligentes pueden aparecer en cualquier sitio de una empresa, por lo que le prestan poca atención a los organigramas. Prefieren enfocarse a encontrar individuos en el nivel que sea, pero que sepan aquello que ellos no saben. Reconocen la “genialidad innata” de las personas; no solo las cosas que la gente hace excepcionalmente bien, sino las cosas que hacen en forma natural, a menudo sin que se les pida y a veces sin que se les pague. Construyen en consecuencia un círculo virtuoso de atracción, crecimiento y oportunidades.

CULTURA: Los organigramas y los títulos desvían el poder hacia la cima y producen un ambiente que incentiva a que los empleados de niveles más bajos se encierren en sí mismos y se quejen.



En esta clase de cultura, los Disminuidores se pueden volver tiranos aumentando la ansiedad.

Mientras menos seguros se sientan los miembros del equipo, más se protegen tras ideas seguras y probadas.

En cambio, los Multiplicadores contrarrestan este efecto dando permiso explicito a las personas para que piensen, hablen y actúen de forma razonada. Generan una intensidad que exige un trabajo de equipo de alto nivel, pero también tienen mucha tolerancia a los errores y entienden la importancia de aprender sobre la marcha.

ESTRATEGIA: Las mejores ideas nacen a partir de la necesidad y el cambio. Cuando sale una nueva tecnología a la venta cambia el curso completo de una empresa y del sector. Los multiplicadores lo saben.
 

De modo que cuando se trata de trazar la dirección para sus organizaciones, impulsan a los empleados a mirar más allá de lo que conocen. Por el contario, los Disminuidores son “sabelotodos” suponen que parte de su trabajo es tener las mejores ideas. Los miembros del equipo pierden mucho tiempo y energía mental mientras tratan de deducir lo que piensa el jefe y como actuar al respecto. El enfoque de los Multiplicadores es que los miembros del equipo logren pequeños triunfos para crecer su confianza y los problemas aparentemente insalvables parezcan menos desalentadores. Los obstáculos se vuelven rompecabezas interesantes para que el equipo los resuelva.

TOMA DE DECISIONES: Las decisiones organizacionales importantes siempre están sujetas a debate. El problema surge cuando la discusión ocurre después del hecho; en conversaciones en los pasillos. Los Disminuidores crean esta dinámica poco productiva porque tienden a tomar decisiones solos o con la opinión de un pequeño circulo interno de asesores. El resultado es una organización que termina dando tumbos en lugar de ejecutar. Por el contrario, los multiplicadores comprometen a las personas en discusiones rigurosas y francas sobre los temas en cuestión. Les dan la oportunidad para intervenir y considerar diferentes posibilidades.
 

EJECUTAR: Los disminuidores han invertido mucho para ser héroes; después de todo, se consideran las personas más inteligentes de la organización. Por el contrario, los multiplicadores se ven a sí mismos como coach o profesores. Ellos permiten que otros operen independientemente al dejar que las personas se sientan dueñas de sus resultados y premian los éxitos de los empleados. Estos líderes le ponen un alto precio a la autosuficiencia; una vez que delegan una tarea o decisión, no se retractan.

¿Cómo convertirse en un Multiplicador?:

A.- Apuesta tus fichas en pequeñas cantidades. No lances todas tus ideas y sugerencias sobre la mesa de una sola vez.

B.- Administra tus pensamientos en dosis pequeñas pero intensas. Al limitar tus comentarios, dejas espacio para que otros contribuyan y tus palabras se vuelven mucho más influyentes.

C.- Haz preguntas. Deja de preocuparte por tener todas las respuestas. Usa el conocimiento que posees respecto de la empresa para hacer preguntas perspicaces e inducir a los miembros del equipo a detenerte, pensar y luego repensar. Puesto en términos simples, cuando le das cabida a las mejores ideas de tu gente y lideras como un multiplicador, tu equipo te dará más; hará un esfuerzo excepcional, dedicara más energía mental y física y generará más de las ideas frescas, esenciales para el éxito a largo plazo.

Fuente: RH Magazine
Por: Liz Wiseman y Greg Mckeown

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